Hace unos días leí en Expansión un artículo acerca de los emprendedores españoles. En este artículo se mencionaba un tema interesante: los emprendedores españoles, si es que los hay (caso de no haber sucumbido a las tentadoras ofertas de carreras funcionariales en bancos y administraciones públicas) son los menos ambiciosos de Europa. Pocos esperan que su aventura sea de gran calado. Vamos, aventurilla en el sentido más literal de la palabra.
Una de las causas que se esgrime está en el hecho que existe un gran miedo al fracaso. Este tema recurrente sobre la gallardía emprendedora del macho ibérico me recuerda a la entrevista que tuve hace un año con Laura Dorsey, Industrial Research Marketing Manager del Washington Technology Center, en Seattle.
Su primera frase fue: “In the USA, it’s ok to fail”. Qué gran frase!! Y que lástima que no nos hayan educado así, en aceptar que el fracaso es la oportunidad de aprender. Aquí, el estigma del fracaso nos hunde. Es impresionante la de veces que te encuentras con gente y al preguntarles como les va nadie es capaz de decirte (si es que es el caso) que tienen un mal día, o que pasan una mala racha. La mayoría de las veces a respuesta es: me va genial, mientras aprietan fuerte los dientes o se clavan las uñas para evitar que se les escape la risa que les delate.
Yo he fracasado numerosas veces, en diferentes campos de la vida: personal, profesional, emocional. Vamos, creo que como todos. Algunas veces me ha costado sangre, sudor y lágrimas levantarme. Pero lo he hecho. Y lo seguiré haciendo. Y no me importa decirlo (de hecho lo estoy haciendo, no??).
Y acepto el fracaso como parte del éxito. Ah! Y trabajo para una empresa pública (y antes lo hice en un banco!!). Ah!! Y espero encontrar la siguiente idea que me permita emprender, que no fracasar. Como bien dice Xavier Marcet,
el fracaso no es un deporte. Hay que aprender del mismo… sobretodo cuando te endeudas para conseguir tu sueño.